El Noble arte del aperitivo
La excusa perfecta para disfrutar con los amigos. Un ritual, un comportamiento con el fin de aprovechar y mejorar la experiencia gastronómica
¿Qué sería de la vida sin aperitivo? Sin esta costumbre social, sin este hábito indisoluble de nuestra idiosincrasia cultural. Venga, reconozcámoslo, no hay nada mejor que pasar la vida bien acompañado, comido y bebido. Nada nos gusta más que compartir, reír, razonar, charlar e incluso llorar -si fuera menester- junto a una barra. Y, es que, si hubiera un derecho al que jamás abdicaríamos, sería el de tomarse un buen piscolabis con los amigos. Con una buena cervecita, un vermú, una copita de vino o, por qué no, un cóctel no muy cargado. Eso sí, siempre acompañado de su correspondiente tapa, pintxo o ración. Ese es el espíritu que nos representa. Una ceremonia gastronómica, un rito social con el que, a golpe de codo, se ha fraguado parte de la historia de nuestra provincia y también, la de cada uno de nosotros.
Si de verdad pretendes que alguien conozca la esencia y el alma de un lugar, guíale de barra en barra entre barrios tan fundamentales como el marinero de Bouzas, el Casco Vello de Vigo, las calles empedradas de Baiona, el peculiar Val Miñor y cómo no, la bella y peatonal Pontevedra. Vete abriendo el apetito, porque nos vamos a picotear algo. Una propuesta en la que sabrás por dónde empezar el indiscutible rito, pero no dónde acabarlo. Porque siempre habrá otra tapa que probar, otra copa, otra canción, otro amigo que se une, otro sitio por descubrir.
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