En la desembocadura del río Miño y dominada por el monte de Santa Trega (una imponente atalaya con un solemne castro galaico-romano) encontramos esta preciosa villa costera, destino imprescindible en la provincia por sus paisajes, su mar, el sabor de su gastronomía y sus fiestas populares.
A Guarda, un mar de experiencias en un entorno mágico
A Guarda es uno de los enclaves turísticos más importantes de Galicia, en gran parte por el Monte Trega, lugar de visita obligada por sus interesantes valores arqueológicos, religiosos y paisajísticos. La citania de Santa Trega está considerada como uno de los ejemplos de cultura castreña – romana más importante del Noroeste peninsular. El legado religioso se materializa en los Vía Crucis, el cruceiro de San Francisco y la ermita de Santa Trega. Los picos de O Facho y San Francisco ofrecen inmejorables panorámicas de la desembocadura del Miño, Portugal, el océano Atlántico y el valle de O Rosal.

El gran yacimiento arqueológico que ocupa unas 20 has de superficie, de las cuales tan solo una pequeña parte está excavada, tiene sus orígenes documentados en el s. IV a. C. alcanzando su mayor grado de desarrollo en el cambio de era. En la península del Trega se desarrolla una verdadera ciudad, de entre 3000 y 5000 habitantes en la que confluyen las culturas mediterráneas y atlánticas. La Sociedad Pro Monte, nacida en 1912 por el interés de indianos guardeses, inician las campañas de excavación en las que participaron sucesivamente Ignacio Calvo, Cayetano Mergelina, Manuel Fernández y De la Peña Santos. A principios de 2016 finalizaba la última, que, dirigida por Rafael Rodríguez y financiada por la Diputación de Pontevedra y el Ministerio de Fomento, consistió en excavar de nuevo la zona ya estudiada entre 1928-1933, por el arqueólogo de la Universidad de Valladolid Cayetano Mergelina y Luna.
Museo MASAT en el Monte Trega
El Museo Arqueológico de Sta. Trega (MASAT) ocupa el edificio diseñado como restaurante por el arquitecto porriñés Antonio Palacios. Por suscripción popular la Sociedad pro Monte compra y adapta el inmueble inaugurado como Museo en 1953 y en el que se depositaron los materiales almacenados hasta ese momento en un céntrico local de A Guarda. Ofrece el MASAT una completa colección de labras y esvásticas, de monedas romanas, de objetos cerámicos, vidrio… y como piezas singulares destacan un espléndido remate de torques decorado con finas filigranas y el cabezón do Trega, el hallazgo más emblemático de las excavaciones realizadas recientemente.
Aquí, la tradición marinera se palpa en todos sus rincones. Su puerto pesquero se caracteriza por las casas típicas marineras, estrechas, de varios pisos y de gran colorido, que junto los diques configuran el puerto como un animado punto de encuentro gracias a las calles peatonales, terrazas y restaurantes que acogen a vecinos y visitantes. Visita además el Monumento al Marinero, un homenaje a la gente del mar, o el Museo del Mar del paseo marítimo, donde se muestra una interesante colección de objetos de pesca tradicionales.
Museo del mar
El pasado marinero de A Guarda, basado en la pesca de bajura tradicional, generó un interesante patrimonio tanto material como inmaterial. El patrimonio material se puede observar en la arquitectura y el urbanismo del barrio marinero y en la fachada marítima del puerto, pero sobre todo se puede admirar en el Museo del Mar, en la Atalaya emplazada al final del Paseo Marítimo.

Además, los amantes de la naturaleza cuentan con lugares de interés como el estuario del Miño y su desembocadura, frontera natural con Portugal, hermosas playas y diversas rutas de senderismo para descubrir, entre otros, las salinas romanas o las cetáreas.
Una villa marinera que ocupa una posición privilegiada entre el Atlántico y el estuario del río Miño
Como no podía ser de otra forma y como pueblo marítimo, en ese privilegiado entorno natural que forma la desembocadura del río Miño, se localizan cuatro playas (O Muíño, A Lamiña, A Armona y O Codesal), a lo largo de los últimos dos kilómetros de la desembocadura y que forman una perfecta unidad. Además de ofrecer unas vistas inmejorables hacia Portugal y la desembocadura del río, estos arenales están delimitados por un pinar que invita al descanso y ofrece sombra para los días calurosos de verano. Estas playas de gran valor natural y paisajístico forman parte del recorrido de la ruta PR-G160 Desembocadura del Miño. Las playas fluviales se ven afectadas por la marea, por lo que el grado de salinidad aumentará cuando la marea suba río arriba.
Area Grande, Fedorento y O Carreiro también destacan como pequeñas calas abiertas al océano y que se encuentran a poca distancia entre ellas y unidas por el Sendero Azul y la Ruta de las Cetarias. Son ideales para el baño y otras actividades como la pesca submarina. Sus aguas yodadas están reconocidas por las propiedades beneficiosas para la salud, ideales para mejorar las enfermedades reumáticas y dermatológicas.
No te pierdas además en su casco antiguo, la Praza do Reló, o el Castillo de Santa Cruz, antigua fortaleza del siglo XVII, ahora recuperada como espacio público.

Descubre A Guarda y disfruta de su entorno natural, patrimonial y gastronómico o déjate conquistar a tu paso como peregrino del Camino Portugués de la Costa
+ Info: Turismo A Guarda
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