Un viaje al corazón de la campiña cordobesa

Dicen que un solo sorbo de uno de los vinos del Lagar de Santa Magdalena es capaz de transportarte al hermoso paisaje de viñas, olivos y cipreses en el que nacen. El Lagar, perteneciente a la Denominación de Origen Montilla Moriles, lleva desde el siglo XVIII elaborando sus vinos con la uva Pedro Ximénez en las tierras albarizas de la Campiña, históricamente famosas por la calidad de sus viñedos. Con el fin de preservar el valioso legado vinícola transmitido durante generaciones, Antonio Alarcón y Chea Madrid procedieron en 2015 a la restauración del Lagar, preservando y mejorando sus orígenes para garantizar un futuro exitoso.

El Lagar se encuentra en el corazón de los Moriles Altos, en la cima de una ladera con unas vistas panorámicas de sus propias viñas. En una superficie de 14 hectáreas se ubican estos viñedos de secano, los cuales otorgan a la uva una calidad excepcional gracias a la climatología de la zona. Se apuesta por la agricultura regenerativa, que pone en valor la gestión eficiente de los recursos agrícolas para cosechar de manera sostenible. El carácter prodigioso de la tierra junto al de la uva, convierten a los vinos del Lagar de Santa Magdalena en delicias con personalidad propia, capaces de enriquecer reuniones y tertulias.

Sus vinos abarcan desde los finos hasta los viejos amontillados, y algunos de ellos se han transformado en auténticos vinos de culto. Destaca el más antiguo, un vino que tras más de 100 años de trayectoria ha evolucionado sus aromas y sus tonalidades hasta alcanzar la perfección. En nariz, se presenta eterno pero elegante, con aromas a frutos secos y a piel de cítrico. En boca, es seco de entrada y potente en paso por boca, dejando un prolongado final amargo y aterciopelado. Los vinos del Lagar de Santa Magdalena son el legado de la tierra, la uva y la sabiduría de generaciones que han sido cuidadosamente conservados para perdurar en el tiempo como una joya de la viticultura cordobesa.