En Caldas de Reis, llamada ‘Aquae Celenae’ por los romanos y renombrada posteriormente por ser cuna de reyes, confluyen cuatro características fundamentales que marcan su carácter: su ubicación, su riqueza paisajística, su patrimonio arquitectónico y la magia de sus aguas termales.
Caldas de Reis, la villa por excelencia de los baños termales
Caldas de Reis es un precioso rincón de Pontevedra, que lo atraviesa el río Umia, que marca su carácter por la riqueza de su flora, su patrimonio, por ser lugar de paso del Camino de Santiago y por sus aguas termales.
El termalismo está tan presente en todas las páginas de la historia de Caldas que hasta su nombre reflejó siempre este fenómeno. Un agua que durante siglos ha calentado los minerales y brota de las entrañas de la tierra ofreciendo sus propiedades curativas para el cuerpo y el espíritu, un recurso tan importante, que generó el nacimiento y desarrollo de Caldas de Reis.
La villa termal cuenta en el núcleo urbano con dos balnearios. El Balneario Acuña muestra un edificio de arquitectura gallega de principios del siglo XX, y el Balneario Dávila, que cuenta con un hermoso cañaveral con cañas de bambú, único en su género. Además de una fuente pública, As Burgas.

Una de las construcciones más antiguas de Caldas de Reis es el puente romano que cruza el río Bermaña (siglo I d.C.). Pero en pleno centro del pueblo también se pueden encontrar dos templos religiosos de estilos arquitectónicos diferentes, pero ambos con un alto valor artístico. Se trata de las iglesias parroquiales de Santa María, uno de los principales exponentes del arte románico en Galicia, y de Santo Tomás Becket (1890-1894), único templo gallego dedicado al santo inglés.

Los amantes de la botánica y la jardinería podrán disfrutar de uno de los espacios verdes más importantes de la provincia: un jardín botánico declarado en 1962 como «Paraje Pintoresco y Jardín Histórico», considerado «Bien de Interés Cultural». El jardín tienen su origen en el año 1884, fruto del auge de la cultura termal en la villa durante la segunda mitad del S. XIX. Su diseño, del siglo XIX, está formado por un conjunto sin igual de centenares de especies de los cinco continentes en una superficie de casi 20.000 metros cuadrados. Un catálogo sin igual en toda la provincia de Pontevedra y que se ve complementado además por una carballeira (robledal) con multitud de ejemplares centenarios, dispuestos de manera lineal y perpendicular al río Umia que transcurre por su lateral.

El río Umia forma, antes de pasar por Caldas de Reis, un magnífico paraje lleno de cascadas, pozas como la de Segade, las ruinas de la antigua fábrica de la luz, canal y presa, así como varios molinos y una calzada romana, que podremos disfrutar con su ruta da auga.
Además, en Caldas de Reis encontraremos uno de los conjuntos geológicos más singulares de todo Galicia, la gigantesca y caprichosa formación rocosa denominada Pedra Filga.
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