Gijón

Gijón una forma de ser, de vivir y de sentir

La esencia de las ciudades la guardan sus gentes. Y los gijoneses tienen una curiosa forma de entender la vida y también de expresarla, acogiendo a los turistas para que puedan sumergirse en su forma de ser y de sentir la ciudad.

Gijón es ciudad accesible y viva, donde comienzan los caminos con la vista al mar y en la que la urbe está conectada a la naturaleza. Más allá de su geografía privilegiada entre el mar y la montaña, y su gastronomía destaca por los productos del mar: pescados como el bonito, pulpón de pedreru, bocartes y, por supuesto la sidra, en una villa asturiana donde vivir bien tiene su ciencia.

Quizá sea su relación intensa con el Cantábrico que baña sus playas, el recoger cada rayo de sol como el bien más preciado o los chigres donde los culinos de sidrina son más especiales. Pero la autenticidad de Gijón y sus vecinos les han hecho ganarse un título propio: Gijonomía, que bien le han merecido un tratado propio con 9 principios fundamentales para conocer la ciudad, incomprensibles si no le añades amistad y diversión compartida.

Ciudad con más de 5.000 años de historia

Los inicios de Gijón se remontan a más de 5.000 años atrás, y pasear la ciudad permite viajar en el tiempo a través de la herencia conservada de cada una de sus etapas históricas.
El camino comienza en el Monte Deva, secreto que quedó al descubierto a finales del siglo XX, de más de 5.000 años de antigüedad: una necrópolis formada por nueve túmulos funerarios y la cantera de donde los neolíticos extraían grandes bloques de piedra.

Pero para comprender mejor la importancia de este yacimiento, es recomendable visitar previamente el Parque Arqueológico-Natural de la Campa Torres, uno de los principales poblados fortificados del Norte de España que ahonda en el paso de la época prerromana a la romana.

Avanzando en el paseo por la historia de la ciudad, más de una docena de iglesias románicas guardan el esplendor del medievo. Pero uno de los legados más importantes es el marinero, con rincones como el Palacio de Revillagigedo o la Casa de los Alvargonzález. Época que dejó paso al proceso de industrialización y que convirtió a Gijón en el centro del sector productivo de Asturias.

Gijón guarda también la primera Universidad Laboral de España, en un inigualable conjunto arquitectónico construido entre 1946 y 1956 y que desde 2007 hace las funciones de un gran espacio cultural. Construido de espaldas a la ciudad, según quiso su arquitecto, Luis Moya, lo diseñó a imagen y semejanza del Partenón de Atenas, para que todo aquel que quisiera visitarlo tuviese que rodearlo y admirar su grandiosidad.

 

La Cuna de Jovellanos: Cimavilla

Para descubrir la ciudad, recorrer la zona de Cimavilla es imprescindible y hará que te empapes del espíritu y la esencia de sus gentes. Antiguo barrio de piratas, pescadores, cigarreras y artesanos, es el centro donde todo comenzó, y aguarda la casa y la tumba de uno de sus ciudadanos más célebres: Gaspar Melchor de Jovellanos.

En un paseo por las calles de este barrio alto, que vive bajo el influjo del mar que lo rodea, descubrirás, además de edificios históricos y animadas terrazas, el carácter particular de su vecinos y vecinas: personas altaneras, mordaces, socarronas, solidarias y reivindicativas.

Porque Cimavilla es el corazón de esta ciudad donde una pequeña población echó raíces y palpitó a ritmo del Cantábrico. Donde el recuerdo de la caza de ballenas, que se difuminó en 1722 con la última captura con arpones y sangradera, permanece en el recuerdo de la ciudad y en los nombres de algunas calles y casas cercanas al puerto.

Esta pequeña península, en la que los romanos se asentaron y poco a poco fue expandiéndose hacia el interior, guarda lugares como la cuesta’l Cholo. Tranquilo por el día, cuando la tarde comienza a caer, el barrio se convierte en un hervidero de gente donde restaurantes y sidrerías son el centro de reunión. En cualquier época del año, gijoneses
y visitantes acuden aquí para sumergirse en la gastronomía que ha mantenido vivo el espíritu marinero que lo ha definido siempre. En sus esquinas no falta un culín de sidra, acompañado con andariques (nécoras) o bocartes, para ir comprendiendo la Gijonomía. Porque aquí, “La energía ni se crea ni se destruye, se comparte”.

Las callejuelas discurren a lo largo de este barrio que se ha visto conquistado por el carácter bohemio y alternativo en los últimos años, algo que se refleja en las Escaleras del Rock, que unen el puerto deportivo con la parte alta del barrio, y cuyos peldaños llevan inscritos cada uno de los 50 mejores álbumes de la historia de este género.

Esculturas que miran al mar

Continuando el ascenso, se encuentra el Cerro de Santa Catalina, que en el siglo XVII albergó un enclave militar para proteger a la ciudad del ataque de los piratas. Un lugar donde disfrutar de las mejores vistas de la ciudad que, en palabras de Jovellanos, “el espectáculo es magnífico, a su vista se siente un placer inexplicable”.

Allí está la escultura más famosa, ‘Elogio del horizonte’, obra de Chillida, donde el hormigón se erige como símbolo de la ciudad en casi 500 toneladas y 10 metros de alto. Única en cada perspectiva, desde su interior puede escucharse el batir amplificado de las olas del mar contra las piedras del acantilado, como si de una enorme caracola se tratase.
Además de esta, una treintena de esculturas de artistas locales y nacionales discurren a lo largo de la villa, formando una singular ruta con obras como ‘El Árbol de la Sidra’, compuesta por más de 3.200 botellas.

Instalado temporalmente para concienciar sobre el reciclaje de vidrio, ha acabado convirtiéndose en un reclamo permanente para quienes visitan la ciudad, un lugar imprescindible donde hacerse con tu ‘selfie’ de recuerdo. o ‘La madre del emigrante’, de Ramón Muriedas, apodada cariñosamente como “La Lloca” o “La Muyerona”, en la que se plasma el sufrimiento de aquellas madres que vieron cómo sus hijos partían, rumbo a las Américas, en busca de
una vida mejor.

Además, otras obras dispersas por la ciudad son ‘Monumento a la República’, de Manzano y Quesada; ‘El cubo’, de Alejandro Mieres; o Génesis, de Joaquín Rubio Carmín. Y, junto al mar, destacan ‘Sombras de luz’, de Fernando Alba, y ‘Solidaridad’ de Pepe Noja.

Vida marcada por el mar

Gijón es ciudad bañada por el mar. Y el agua es l principio de todo. ¿O no?. El Cantábrico abraza la bahía de San Lorenzo, la más conocida de la ciudad, donde flanqueada por El Muro, el paseo marítimo de tres kilómetros de extensión, es lugar de peregrinaje obligatorio para el gijonés y el visitante. Destino clásico para el baño, el paseo, el juego y la práctica de deportes acuáticos, entre los que el surf ha ganado protagonismo en los últimos años, también son protagonistas sus escaleras.

Entre ellas “El Tostaderu”, donde los gijoneses en cualquier época del año despiertan su vocación de lagarto, ya que se dice que este muro guarda cada rayo de sol que llega a la ciudad.
Pero Gijón guarda un total de nueve calas y playas aptas para el baño donde conectar con el Cantábrico en tu visita. Porque ya lo dice su tratado: ‘Todo cuerpo sumido en un fluido experimenta un subidón que no veas’. La Playa de Poniente o de Pando, situada en la zona de Fomento, muy próxima al puerto deportivo, es el mejor lugar donde descansar cuando sopla el viento del nordeste, ya que se encuentra protegida de su influencia. Antes de llegar a ella, se encuentra la postal obligatoria de todo turista que se precie: un selfie junto a Las Letronas de Gijón.

La Playa de L’Arbeyal, en el oeste de la ciudad, discurre por 500 metros de longitud, bañada por aguas tranquilas y una gran oferta de servicios. Y entre otras playas urbanas, encontrarás el Rinconín o El Cervigón, ideal para la pesca submarina o la práctica del snorquel, y Los Mayanes, a la margen derecha del arenal de San Lorenzo, formada por rocas, cantos y un arenal variable según las mareas.

Entre sus playas rurales, destacan Peñarrubia, frecuentada por naturistas; Estaño, una cala de arena dorada en atractiva forma de tómbolo; las arenas vírgenes de Serín, con un acceso difícil y muy atractiva para nudistas, y la cala de La Cagonera, antiguo refugio de barcas y pescadores, a la que se recomienda acceder en embarcación.
Entre mar y montaña, Gijón se encuentra rodeado de naturaleza. Para acercarnos a todas ellas, desde la ciudad discurren cinco sendas verdes por las que meter las botas en tu equipaje será imprescindible. Caminos para recorrer en bici, que te llevarán por acantilados, pedreros o playas, riberas de ríos o por el trazado del antiguo ferrocarril minero. Y no solo destino, Gijón también es origen, donde sus sendas te llevarán hacia Covadonga, Santiago o hacia el sur por la Ruta Vía de la Plata.

BIOPARC Acuario de Gijón

Sumérgete en el mundo marino

El BIOPARC Acuario de Gijón es el destino familiar favorito de la región, de visita obligatoria y un auténtico lujo para los amantes de la naturaleza. En un emplazamiento privilegiado junto a la Playa de Poniente alberga a más de 5200 ejemplares de más de 460 especies: tiburones toro, musola y gris, tortugas marinas, crustáceos, moluscos, peces tropicales, pirañas, ajolotes, medusas, morenas, rayas, anémonas y gorgonias, varias especies de reptiles y anfibios. Estas son solo algunas de la completa colección de flora y fauna a la que podrás observar en sus hábitats naturales.

La visita al BIOPARC Acuario de Gijón es un viaje a través de los mares y océanos del mundo. Un recorrido extraordinario por más de 60 acuarios de agua y salada, más de 10 terrarios, y dos millones de litros de agua que recrean la flora y la fauna de algunos de los hábitats más importantes del planeta: el Bosque Húmedo Tropical Americano, los Océanos Índico y Pacífico, el Océano Atlántico, los Grandes Ríos y Lagos Africanos y el Mar Mediterráneo.

Además, cuenta con una zona única en el mundo, dedicada en exclusiva a los ríos asturianos y la Costa Cantábrica, donde encontrarás salmones, esturiones, anguilas, salamandras, lampreas, peces pipa, cabrachos, julias, estrellas o
erizos de mar. Es un lugar privilegiado para conocer y apreciar la belleza de la naturaleza y la biodiversidad, donde te garantizamos que disfrutarás de una visita inolvidable.

 

cool good eh love2 cute confused notgood numb disgusting fail