Vinos de Burgos
Burgos, si las viñas hablasen
La excelencia de la tierra convertida en vino
Burgos atesora el culto a la tradición, que además del inmenso bagaje monumental incluye la cultura viva de comer y beber bien. Decía Louis Pasteur que hay más filosofía y sabiduría en una botella de vino, que en todos los libros. Y ese camino siguieron en esta tierra bendecida para hacer buen vino.
La DO Ribera del Duero es la más conocida y reconocida con innumerables premios internacionales. En muy pocos años ha conquistado a los más conocidos prescriptores de vinos, a los más afamados escritores gastronómicos del mundo y a todos nosotros, gracias a la autenticidad de su sabor imposible de encontrar en otras tierras.
El clima extremo y la altitud de sus viñas son señas de identidad de Ribera del Duero. La variedad de uva tempranillo, perfectamente aclimatada a la tierra dura y seca de la provincia y al clima duro, da vinos de una gran complejidad, voluptuosos y profundos.
Es significativo que más del 70% de los viñedos de la Ribera del Duero se ubique en la provincia de Burgos. También son los más diversos, ya que la mayor diferencia de suelos y altitudes se encuentra en nuestra provincia.
La otra denominación es Arlanza, a unos cuarenta kilómetros al sur de la ciudad de Burgos, un tesoro vinícola que está comenzando a ser valorado y respetado por los amantes del buen vino. Los viñedos de Arlanza están todavía a mayor altitud, con majuelos a mil metros, tan bellos como El Quemado, cerca de Covarrubias. La variedad principal es la Tempranillo, la gran variedad del Duero.
Las dos denominaciones comparten las mismas variedades de uva, principalmente Tempranillo; las mismas condiciones climáticas difíciles, imprescindibles para un gran vino; y unas bodegas dignas de visitar.
Clima duro, tierras pobres y hombres dispuestos a sacar lo mejor de cada cepa son el secreto del reconocido prestigio de los vinos burgaleses.